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miércoles, 28 de noviembre de 2018
La peligrosa razón por la que no deberías perforar las orejas de tu bebé
Una de las costumbres más comunes cuando nace una niña es colocarle los aritos en el sanatorio. Hay versiones que indican que al ser tan blandito el lóbulo del recién nacido duele menos, pero no están confirmadas porque el bebé no puede decirnos si esto es así. Ahora, la Academia de Pediatría advirtió sobre los peligros de esta práctica.
De acuerdo a los especialistas, perforar las orejas de un bebé recién nacido puede aumentar el riesgo de infecciones y lesiones. Los pediatras explicaron las 5 razones principales por las que es mejor esperar un poco antes de hacerle los aritos al bebé:
1. Riesgo de atragantamiento
Puede parecer imposible, pero que el aro se salga y que el bebé se lo trague es más común de lo que pensamos, según los pediatras.
Los aros son pequeñas piezas de metal que pueden ser muy peligrosas para el bebé, porque pueden a quedar atrapadas en la ropa, en la cama y que el pequeño las ingiera.
Las consecuencias pueden ser muy graves, como lesiones en el esófago y otras complicaciones.
2. Infecciones varias
Los pediatras indican que al colocarle los aros al bebé pocos días u horas después del nacimiento, es probable que no le se haya administrado antes de la vacuna del tétanos.
El tétanos es una infección bacteriana grave causada principalmente por una herida profunda, que ocasiona espasmos musculares dolorosos y puede provocar la muerte.
Por lo general, la vacuna no se aplica hasta los dos meses de edad, cuando se da la quíntuple/pentavalente (contra la Difteria, Tétanos, Tos Convulsa, Hep B, Haemophilus Influenzae b). Sin embargo, la madre se debe vacunar con la Triple bacteriana acelular antes del parto que contiene los anticuerpos para el tétanos y se los transmite al bebé, por lo que no estaría totalmente desprotegido.
3. Alergias
Al ser recién nacido todavía no podemos conocer las posibles alergias de nuestro bebé, por eso, es mejor prevenir que curar. Si manifiesta una reacción alérgica al metal del aro puede desarrollar una infección en el lóbulo de la oreja.
4. Ruptura del lóbulo
Siempre que se coloca un aro en la oreja de un recién nacido hay que tener en cuenta el material con el que está hecho y el tamaño. Colocar argollas puede ser muy peligroso, ya que son fáciles de enganchar y pueden hacer que el lóbulo de la oreja se desgarre.
Aunque también puede suceder lo mismo con los brillitos que tienen pequeñas puntitas que se pueden enganchar en la ropa y lesionar la oreja del bebé.
5. Queloides
Los queleoides son posteriores a la lesión, en este caso a la perforación de la oreja. Se trata de "una reacción exagerada del cuerpo".
Una vez que el orificio se hace, el cuerpo lo ve como un trauma y tratará de sanarlo, por lo que se formaran queloides, es decir, formaciones de tejidos alrededor del orificio.
En la mayoría de los casos es necesario realizar una cirugía para removerlos.
Con el fin de evitar complicaciones, la Academia Americana de Pediatría recomienda esperar a que la niña sea grande para hacer las perforaciones y evitar riesgos.
Además, recomienda que solo se usen aros de oro para evitar infecciones y que las perforaciones se realicen en un lugar que cuente con el equipo debidamente esterilizado.
No se recomienda usar aparatos para perforar, ya que se corre el riesgo de que no hayan sido esterilizados y aumenta las posibilidades de infección. Los expertos nombran a la hepatitis como una posible enfermedad que se puede contagiar de esta manera.
By Paula Demarco, viapais.com.ar
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