lunes, 3 de octubre de 2016

Una profesión insólita: #empujador de gente en el #subte

Viajar en subte. Casi nunca es placentero. Es un medio rápido, pero tortuoso. Vagones repletos, pungas, aromas extraños. Hacer un recorrido en el subte muchas veces puede ser un viaje rumbo a lo desconocido.

Pero hay una profesión asociada a este medio de transporte que puede sonar ridícula. Y se la ve en un país de punta. Porque la red subterránea de Tokio es una de las más modernas que existen en el mundo. Basada en tres ejes: vagones ultramodernos, puntualidad suiza y la inexistencia de carteristas.


En la mayoría de los países, los trenes llegan cada cuatro minutos aproximadamente y en horas pico pueden pasar cada tres. Pero en Tokio los trenes pasan todo el dia cada 2,5 minutos, lo que nos da unos 24 servicios por hora.

A pesar de la gran cantidad de servicios con los que cuenta el subterráneo de Tokio, este se encuentra absolutamente sobrepasado. Los vagones se llenan con el doble de las personas que deberían entrar, especialmente por la mañana.

Tanta cantidad de gente hizo que las empresas tuvieran que contratar a los Oshiyas. Traducido al castellano: empujadores. Son los encargados de meter la mayor cantidad de pasajeros posibles dentro de los vagones. Su trabajo es simple: empujar y empujar a la gente hasta que las puertas se cierran.

En un principio, la gran afluencia de pasajeros al subterráneo de Tokio hizo que aparecieran empujadores no oficiales. Tipos que hacían la gauchada de puros comedidos. Pero luego las líneas de subte decidieron contratar estudiantes a tiempo parcial. Hoy en día ser un empujador es un trabajo bien pago para aquellos que necesitan un primer trabajo. Son seis horas diarias a cambio de un salario de 45 dólares. Unos 1.000 dólares al mes. Por empujar gente.

A pesar de que este fenómeno es casi exclusivo de la capital Japonesa, el trabajo de empujador fue inventado en la ciudad de Nueva York hace casi 100 años. Se los llamaba, despectivamente, empacadores de sardinas y tenían una brutalidad tan grande para realizar su trabajo que la tarea fue suprimida en 1930.

El empujador de subte japonés tiene su tarea especificada en siete pasos:

1- Antes de que el tren llegue a la estación, llevan a cabo chequeos de seguridad.

2 - Cuando el tren se detiene, vigilan a los pasajeros que suben y bajan.

3 - Justo antes de que el tren arranque, guían a los pasajeros que no pueden encontrar un sitio a una puerta donde hay más espacio y los meten adentro del vagón a puro empujón.

4 - Cuando las puertas se cierran, revisan que ningún pasajero u objeto haya quedado atrapado.

5 - Si algún pasajero está atrapado, lo empujan más fuerte para adentro.

6 - Cuando terminan en su área, van a ayudar a otra.

7 - Una vez que las puertas se cierran, levantan una bandera, una mano o una lámpara para avisar al conductor que está todo ok.

Imaginemos que importamos esta profesión a la Argentina. Se podría armar un zoo de personajes nefastos. A saber. Empujadores no habilitados, que cual trapitos te cobran fortunas por meterte dentro del vagón, y si no les pagás te embocan. Manoseadores profesionales que sólo empujarían mujeres. Pungas que harían fortunas de manera fácil. Ya ni tendrían que mezclarse entre los pasajeros.

Encontraríamos algún rockero tipo Capusotto, que para matar el tiempo hace pogo sobre la masa sin importar si es la línea D a Juramento o la B a Medrano. Hinchas de fútbol que extrañan el domingo y empujan al grito de "vamos que hay que copar la tribuna". Y también aquellos que se sienten solos y con tal de estar rodeados se acercan a un andén para que los empujen. Sentirán que alguien, por un momento, se acordó de ellos...


from Blogger http://ift.tt/2dE8i11
via IFTTT

No hay comentarios:

Publicar un comentario