A este profesional se le fueron un poco las cosas de las manos, su obsesión se fue por las nubes luego de utilizar a su compañera de vida para mejorar sus técnicas.
"Me encanta rediseñar a mi esposa". Lo dice Phillip Craft (47), un cirujano plástico que tiene su clínica en Miami y no para de hacer pasar a su mujer por el quirófano para convertirla, según él, en la mujer perfecta. Ya la operó 24 veces. Seis de ellas de rippling, esos pliegues que se forman cuando se agrandan los pechos.
Esa marca antiestética que la mayoría de las implantadas lleva como una etiqueta de fábrica toda su vida. El doctor Craft también le retocó varias veces la cola, le hizo liposucciones, contorno corporal, cintura, escultura abdominal, rellenos de mejilla y labios, y aplicaciones variadas de botox.
Llevan 21 años de matrimonio y Anna (43), su mujer, acepta con placer la definición de su esposo: "Me encanta que sea así. Gracias a él tengo un cuerpo maravilloso".
La primera vez que retocó el cuerpo de Anna fue en 2006. Ella dio a luz a su primer hijo, y al mirarse al espejo no le gustó como tenía su cuerpo: "Sentí que mi figura no era la misma. Estaba ayudando a Phillip en el trabajo y veía salir a todas esas hermosas mujeres de 60 años, con cuerpos maravillosos, después que él las operara. Ahí es cuando pensé que yo también podía ser operada. Quería sentirme mejor conmigo misma. Además sabía que a Phillip le encantaría operarme". Pero fue recién después del nacimiento de su segundo hijo, en 2005, y con 32 años a cuestas, que le permitió que Phillip trabajara sobre ella. Su primer retoque fue un aumento de pechos.
Anna también comenzó a recibir inyecciones faciales para completar su cambio de imagen. Ella dice: "Botox y rellenos son necesidades básicas para cualquier mujer que pasó los 25 y quiere mantener su belleza. Parecer natural no siempre significa ser natural".
El doctor dice que su mujer es su mejor obra. Los que aman lo visual, aplaudirán a esta pareja. Entre nosotros, y en voz baja: una estría, un poco de pancita, una arruguita. Todo eso, en una mujer también es bello. Porque es parte del paso del tiempo y es auténtico, Una botella de plástico puede tardar 1.000 años en degradarse.
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