Las redes sociales abrieron el juego. El anonimato, la posibilidad de subir una foto y un nombre falsos y de dar de baja un perfil en dos clicks, hicieron de lugares como Facebook o Whatsapp un terreno seguro para compradores y vendedores que buscan mover productos al margen del mercado legal y correr el menor riesgo.
Mientras que otras plataformas pensadas para hacer transacciones exigen datos reales, las redes permiten adaptar perfiles y crear grupos "cerrados" en los que se decide quién entra y quién no, quién ve y quién no.
"Se hacen analíticos. $3000 pesos. Sertificados y sellados", dice la publicación, chiquita, sin foto y con errores de ortografía, que pasa inadvertida en medio de autos, motos y videos en un grupo de "Compra y venta de autos zona sur", pero que está ahí para el que la sepa ver.
El que hace la publicación tiene un nombre falso: "Mati de Lomas". El post tiene como ubicación Monte Grande y la mayoría de sus contactos son de Lanús. Todo sirve para despistar. Sin embargo es necesario un mínimo de confianza para que el comprador acepte el diálogo. Y es en ese límite difuso donde se cometen los errores.
"Yo trabajo adentro", confía creyendo que del otro lado hay un posible comprador, alguien interesado en obtener un analítico sellado, certificado y firmado.
Explica que se paga la mitad antes porque "hay que pagarle también al jefe". Da su teléfono personal y para evitar dudas insiste: "Mi Facebook es legal, vení a mi oficina", dijo al relatar cómo es la operatoria.
Es verdad que su Facebook es legal. Evita poner su nombre en todas las publicaciones y la privacidad está gestionada al extremo según permiten las herramientas de la red social.
"En su momento, hace ya algunos años, el tema de los analíticos era muy común para gente que quería ingresar a la policía y se les exigía el título secundario", le explicó a este medio una fuente ligada al sector educativo, que detalló los pasos por los que debe pasar el documento.
"Se les entregan a los colegios unos papeles especiales, como si fueran papel moneda, que todos los años cambian de color, que son numerados y de los que hay que devolver los que no se usan. Eso se carga a un sistema que provee la Provincia y se lleva a la Jefatura de Inspecciones que controla los errores formales. De ahí van directo a la oficina del Ministerio de Educación bonaerense en La Plata, antes de ser devueltos a cada colegio para que los entregue al alumno", explica la fuente.
"Vos lo tenés que pasar a retirar por La Plata cuando te llega el telegrama a tu casa", detalló el vendedor, sólo exigiendo DNI y asegurando que en siete días hábiles estaría el analítico.
En este punto Infobae se contactó con el Ministerio de Educación y Deportes de la Nación para indagar sobre las distintas instancias y entidades por las que debe pasar un título para ser aprobado. A pesar de la buena predisposición, la información tardó en llegar y en medio de la espera el vendedor desapareció.
Además de dar de baja el perfil, el contacto dejó también de atender el teléfono. Puede que haya encontrado otro comprador, haberse quedado con la mitad de la plata y desaparecido, o que algo le haya hecho sospechar de que el negocio paralelo de algunos supuestos empleados administrativos con acceso a datos del sistema educativo estaba en riesgo.
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