CARTA PUBLICADA EN LA NACION
19 de marzo de 2019 • 00:52
Buen día Consuelo. Leí una nota tuya y la respuesta que le diste a la joven me pareció muy acertada. Yo soy buena para dar consejos pero mala para tomar mis propios consejos. Te cuento mi historia: estoy casada desde hace 16 años. Hace cinco años un amigo de la juventud me contactó por Facebook. Hablábamos muy
esporádicamente pero poco a poco se volvió importante para mí. Me di cuenta de que mis sentimientos hacia él eran recíprocos así que decidimos cortar toda comunicación.
El año pasado en noviembre lo llamé por su cumpleaños. Me contó que tiene una bebé de meses y esta bastante bien lo cual me dio mucho gusto. Actualmente seguimos sin comunicarnos pero la verdad es que pienso mucho en él, así que eliminé mi cuenta de Facebook para evitar mirar de pronto su perfil. Esta situación es muy incómoda para mí, ya que mi esposo es excelente y merece todo mi respeto, y tener este tipo de sentimientos me pone mal. Yo quiero eliminar esos pensamientos y sentimientos por esa otra persona y ya han pasado 5 años y aun no lo consigo: ¿qué puedo hacer?
Gracias,
La Amiga Enamorada (43)
Querida Amiga Enamorada:
Por lo que entiendo de tu relato, tu amigo de la juventud y vos no se volvieron a ver desde que conversan. Si algo he aprendido desde que escribo esta columna es que las fantasías tardan mucho más en olvidarse que las realidades. Las personas con las que una interactúa tienen deseos propios, fallas, defectos: cosas que no nos gustan, que chocan con nuestras expectativas e ilusiones. Las personas de las fantasías, en cambio, siempre son perfectas: básicamente porque son lo que nosotras queramos. En la comparación, las personas reales siempre pierden. No es extraño que este hombre que nunca volviste a ver, por eso, se te aparezca en la mente más atractivo que tu marido: sobre él podés proyectar todas tus fantasías. A tu marido, en cambio, ya lo conocés muy bien: sabés perfectamente cuáles de tus sueños puede cumplir y cuáles no.
Es por todo esto que voy a recomendarte algo que quizás suene raro y contraproducente pero tengo fe en que va a ser de gran ayuda: juntate a tomar un café con este hombre (no me decís en ningún momento que viva muy lejos así que supongo que es posible). Si lo ves un en persona una vez o un par de veces pueden pasar dos cosas: o bien te enamorás y decidís que vale la pena dejar a tu marido (cosa que tenés perfecto derecho a hacer, si es lo que tenés ganas de hacer) o bien te das cuenta de que no era todo lo que habías soñado y se te pasa la obsesión. En cualquier caso, es mejor que la situación de indecisión en la que estás ahora.
En suma: creo que no vas a poder olvidarte de este hombre si seguís teniéndolo en el plano de la ilusión. Ya llevás cinco años sin poder hacerlo, así que mejor probá con otra cosa: llevalo al plano de la realidad, y fijate qué pasa.
Un cariño,
Consuelo
Consuelo estará disponible para resolver todos los conflictos digitales que lleguen a la casilla modalesdebolsillo@lanacion.com.ar , como comentario a esta nota o a la cuenta de Facebook de LA NACION. Si la consulta es comprometedora, cuidará el anonimato del remitente.
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