Un informe realizado en la Universidad George Washington por la Dra. Leigh A. Frame y publicado por el diario El Español asegura que la comida ultraprocesada, por ser más barata y cómoda, está directamente relacionada con la obesidad y sus enfermedades derivadas, como la diabetes o las cardiovasculares.
La falta de consumo de legumbres, vegetales y fruta también se relaciona con una pobre ingesta de fibras alimenticias y un aumento en la ingesta de aditivos de efecto obesogénico, como los emulsionantes o las gelatinas.
En ese mismo sentido, las comidas ultraprocesadas se relacionan con los marcadores bioquímicos de la inflamación, el colesterol, y con una ingesta más compulsiva de la comida.
1 – Papas fritas
El acompañamiento habitual de los locales de comida rápida fue definido por departamento de nutrición de la Universidad de Harvard (EEUU) como "una bomba de más de 500 calorías repleta de almidón". Según su artículo, no se deberían comer más de seis papas fritas por comida. Nutricionalmente, la papa aporta carbohidratos de forma más saludable que otros alimentos procesados, pero al comerla frita se consume un 30% de grasa.
2 – Gaseosas y bebidas con azúcar
Las bebidas y gaseosas con azúcar son una de las principales causas de obesidad, pero no sólo se limitan a echarnos kilos encima: en Francia, por ejemplo, se conoce al hígado graso como "la enfermedad de la soda". Las bebidas azucaradas se relacionan con la hiperactividad, el aumento del riesgo de ataque cardíaco, diabetes e hipertensión, fragilidad ósea, cáncer de páncreas y próstata, debilidad, parálisis muscular y hasta perjuicios neurológicos.
3 – Carnes rojas procesadas
Las carnes procesadas y rojas han estado en la mira desde que en 2015 la Organización Mundial de la Salud (OMS) las calificó de "probablemente cancerígenas", aunque también juegan un papel fundamental en la epidemia de obesidad. Se puede recurrir a la carne blanca cuyo consumo puede ser más habitual.
4 – Harinas refinadas
El pan blanco, en sus diversas encarnaciones (pan de molde, pan de hamburguesa…), es uno de los responsables de la epidemia de obesidad más ignorados: se asocia con un alimento tradicional, cuando en realidad es un procesado. La harina que conserva las propiedades del grano no es la refinada sino la integral, con el salvado rico en nutrientes como la fibra alimentaria, y con un menor índice glucémico -la tasa a la que se absorbe la glucosa en sangre- que previene tanto la ganancia de peso como la diabetes.
5 – Postres y dulces
El problema de la pastelería es que tiende a ser elaborada con harinas refinadas, cuyos inconvenientes acabamos de repasar, e incorpora azúcares añadidos, incluso cuando emplea ingredientes "naturales" como la miel. Según la OMS, el consumo de azúcares debería suponer menos de un 10% de la ingesta calórica total. En una persona que tenga un consumo de 2.000 kcal al día, supondría no superar nunca los 50 g de este tipo de azúcares e idealmente, consumir menos de 25 g al día. En la práctica, un postre como un yogur azucarado ya nos colocaría en el limite.
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