Hace miles de años, nuestros antepasados dedicados a la caza de alces, caballos o ciervos observaron cómo algunos lobos -un depredador con el que se disputaban las presas- se acercaban a sus
asentamientos, probablemente para aprovechar los restos de algún festín carnívoro. De entre todos ellos, los ejemplares más sociables terminaron estableciendo con los humanos unos lazos excepcionales. Así surgieron los primeros perros que nuestros caprichos y necesidades han convertido en los cientos de razas que conocemos hoy en día.Durante la domesticación, los perros experimentaron una fuerte selección de temperamento, comportamiento y capacidad cognitiva. Sin embargo, la base genética de estas habilidades no se comprende bien.
Ahora, un estudio llevado a cabo por investigadores japoneses ha descubierto que dos mutaciones en un solo gen pueden estar detrás de esos rasgos amistosos.
By Biología
ABC.es
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