martes, 25 de octubre de 2022

El color amarillo ha identificado a los traidores, los herejes, la prostitucion y a los apestados


 A lo largo de la historia, el amarillo ha evocado numerosas y muy distintas percepciones. Y no precisamente positivas.

El color de Judas y de las prostitutas

Desde la Edad Media, en Occidente, el color amarillo siempre ha encarnado cosas negativas. De hecho, al propio Judas, el apóstol que vendió a Jesucristo, se le suele representar de amarillo en los cuadros renacentistas y medievales, una forma de encarnar la traición. Durante el Medievo se ponía una bandera amarilla a aquellos poblados que padecían la peste. Además, pasó a ser el color con el que se identificaba a las prostitutas, las brujas, los deudores y los herejes. Todos ellos, debían llevar una prenda de color amarillo mostrando su deshonra.

De hecho, a las prostitutas les obligaban a teñirse el pelo de rubio para diferenciarse de las demás mujeres. En España, durante el siglo XVI, la Inquisición obligaba a llevar una capa amarilla a todos los considerados herejes. Era el color de los deshonrados.

'El color cornudo' de Goethe

Otra posible pero segundaria razón de la mala fama del amarillo se debe también a la inestabilidad de sus componentes cromáticos y químicos. Es un color altamente "influenciable" ya que sólo una pequeña cantidad de otro color lo convierte en un tono completamente diferente. De aquí la consideración de Goethe que lo apreciaba pero lo definía el "color cornudo". Pero la verdadera razón es que era un color caro y por esta razón desaparece o casi en la pintura de los siglos XVI y XVII.

El color de la mala suerte

En el teatro y entre los artistas, el amarillo da mala suerte. ¿Y en el deporte? Es conocida la superstición y el mal fario que produce el amarillo entre los deportistas de élite. Nadie quiere vestirse de amarillo antes de una competición.

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