lunes, 27 de junio de 2016

¿Cuál es el riesgo de ducharse más de una vez durante el día?

¿Convención social o cuestión de higiene? Bañarse o ducharse todos los días se ha convertido en un hábito generalizado en las personas, una rutina impensada en otros siglos y hasta no hace muchas décadas. A pesar de esta "regla cultural", el exceso de higiene pareciera ser el punto que alerta a dermatólogos e investigadores. Y junto a ella, la mala higiene, especialmente dada por el exceso de productos químicos.


Un estudio de la Universidad de San Diego en Estados Unidos explicó los motivos que pretenden quebrar un hábito tan común. Así, la investigación sugirió que la capa córnea, que es la más externa de la piel, puede verse dañada por el exceso de agua y jabones. Esta capa cumple una función de protección gracias a una serie de bacterias benignas que combaten las infecciones.

La dermatóloga Silvia Misuriello (MN 74.587) dijo que "no es malo ducharse a diario, aunque para responder en forma específica hay que evaluar la piel de cada persona. En términos generales, no debería producir ninguna consecuencia negativa".

En el punto medio, la virtud. "Bañarse cinco veces al día no es necesario, pero tampoco es bueno dejar la higiene de lado", aclaró Misuriello.

En ese baño diario, existen una serie de claves que sí es conveniente cumplir. "Por un lado el tema de los jabones. No es bueno abusar en algunas partes del cuerpo ya que pueden secar la piel. En las zonas más sensible -genitales, pies, axilas y manos- sí es necesario un enjabonado correcto", dijo Misuriello, quien recomendó "utilizar jabones neutros, de glicerina, con poco detergente o de aceites vegetales, ideales para que la piel no se irrite".

La investigación sostuvo que higienizarse la piel con frecuencia destruye las barreras protectoras como son el manto ácido, hidro-lipídico y córneo, lo cual rompe el mito de las de personas que creen que entre más limpios, más protegidos están contra las bacterias, virus, hongos y otros microorganismos que atacan la piel. Lo que ocurre es lo contrario.

Pero no ducharse tampoco es la alternativa. Sí existen una serie de claves para proteger la piel y mantenerse limpio al mismo tiempo. "Una ducha diaria, a menos que se realice actividad física y se requiera otra. Lo esencial es centrar el enjabonado en los lugares del cuerpo mencionado", explicó la dermatóloga.

¿El agua? "De fresca a tibia y no de tibia a caliente. Así no se expone la piel a la flacidez o resequedad a largo plazo. Respecto a la toalla, lo mejor es secarse al aire. Pero como muchas veces no se puede esperar tanto tiempo, es importante frotarla lo más suave posible. También el material de la toalla es fundamental", concluyó Misuriello.


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