miércoles, 18 de diciembre de 2024

CONFIRMADO: LAS VACUNAS TENIAN METALES PESADOS Y NANOTECNOLOGIA


La biotecnóloga tucumana Lorena Diblasi ha liderado una investigación internacional que ha sacudido el mundo científico y farmacéutico al detectar 55 elementos no declarados en vacunas contra el COVID-19. El estudio, publicado en la "International Journal of Vaccine Theory, Practice, and Research", revela la presencia de nanopartículas metálicas y componentes utilizados en dispositivos electrónicos, incluyendo lantánidos citotóxicos y metales pesados como cromo, arsénico y níquel en concentraciones alarmantes. Este hallazgo cuestiona la seguridad de las nanopartículas lipídicas (LNP) utilizadas en las vacunas de ARNm y plantea serias dudas sobre la transparencia en el desarrollo de estas vacunas durante la pandemia.




La investigación de Diblasi ha utilizado espectrometría de masas con plasma acoplado inductivamente (ICP-MS) para identificar la composición de las vacunas, detectando 12 de los 15 lantánidos, elementos comúnmente usados en optogenética y nanotecnología, junto con 11 metales pesados presentes en las vacunas de AstraZeneca, CanSino, Moderna, Pfizer, Sinopharm y Sputnik V. El cromo, por ejemplo, estaba presente en el 100% de las muestras analizadas, lo que sugiere una falta de control de calidad o una omisión intencionada en la declaración de ingredientes.

Este descubrimiento ha provocado un debate global sobre la ética en la industria farmacéutica, la regulación y la transparencia. Las voces críticas, incluyendo al activista estadounidense Robert F. Kennedy Jr., han resaltado la necesidad de una revisión exhaustiva de los procesos de desarrollo y aprobación de vacunas, especialmente aquellas que se elaboraron bajo procedimientos de emergencia. La heterogeneidad en la composición de las vacunas analizadas plantea dudas sobre su seguridad y eficacia, lo que ha motivado a muchos a cuestionar los controles de calidad y la regulación farmacéutica.

La reacción a la investigación de Diblasi ha sido significativa. En las redes sociales, el artículo de eltucumano.com generó un alcance sin precedentes, alcanzando decenas de miles de usuarios y provocando censura en plataformas como YouTube. La comunidad científica, así como el público en general, está demandando investigaciones independientes que puedan replicar y validar estos hallazgos. Además, se está pidiendo a las empresas farmacéuticas una mayor transparencia en la declaración de los componentes de sus productos, y a los reguladores, un fortalecimiento en los procesos que aseguren la seguridad de la población.

Este caso pone a Tucumán en el centro de una controversia internacional, destacando la necesidad de reformular los estándares de control de calidad y regulación sanitaria. La discusión abierta sobre la seguridad y eficacia de las vacunas COVID-19 subraya el papel crucial de la vigilancia científica y la divulgación de información para salvaguardar la salud pública.



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